Poemas familiares
La Gaceta de Tucumán | 6 de Julio de 1975
Raúl Gustavo Aguirre
Pueden equivocar a un lector desprevenido estas páginas donde, en una disposición gráfica cuya verticalidad acentúa la brevedad de las líneas que los componen, le aguarda medio centenar de poemas de apariencia sencilla, escritos en un lenguaje que tiende a ser coloquial, y que versan sobre aspectos más bien usuales de la existencia cotidiana. Lo sorprendente –e inquietante– es que, por así decir, detrás de esta superficie aparentemente diáfana nos apunta algo que es grave, si entendemos esta palabra en el sentido heideggeriano: lo grave, lo «serio», lo «profundo» de una experiencia existencial. Estamos, por lo tanto, ante una presencia poética muy peculiar, muy personal, muy original, a la que, fuera de analogías fáciles, no encontramos antecedentes en nuestra literatura (tal vez algo, sí, en alguna parte de la obra del chileno Nicanor Parra).
Creemos que Darío Canton (n. en 1928), constante e inquieto experimentador, ha terminado, quizá sin saberlo claramenteél mismo, por encontrar una de las salidas posibles al callejón en que parecen debatirse muchos poetas argentinos contemporáneos, atrapados en la falsa antinomia entre «literatura sin compromiso» y «compromiso sin literatura». Y esto es ya de por sí importante y merece atención, porque la poesía, sin dejar de ser continua aclaración y realización de lo humano, tiene más que ver con los veleros que parten hacia lo desconocido que con cualquier clase de recetas, por prestigiosas que fueren.